Por Antonio Martín. Miembro del Consejo Asesor de La Salle International Graduate School of Business
En el post anterior había planteado algunas reflexiones sobre lo que supone emprender y cómo lo hacemos. También os comentaba que iba a proponer algunas ideas y acciones que consideraba importantes a hora de aceptar el reto.
Desde mi punto de vista, antes de lanzarnos a emprender, debemos reflexionar y trabajar algunos aspectos que pueden resultar trascendentes:
1. ¿Realmente quiero ser un emprendedor? ¿Sé lo que supone, el esfuerzo que requiere?
Hay que estar emocionalmente preparado para lanzar una empresa. Si no lo has hecho nunca, infórmate. Habla con personas que lo hayan vivido tanto con éxito como con fallo (nunca fracaso). Comprende lo que significa la palabra riesgo y si no estás convencido, busca nuevas vías o desecha la idea.
2. ¿Qué quieres ser?¿Cuál es tu idea de negocio?
Piensa en qué producto o servicio puedes ofrecer que satisfaga necesidades de los clientes, muchas veces carencias propias pueden servir de idea. Analiza que hay en el mercado, cómo es de competitivo y tu capacidad de defenderte en ese mundo.
Muchas veces tendemos a iniciar el proceso al revés, vemos lo que sabemos hacer y pensamos que es lo que necesita el cliente sin contrastar si realmente la opción de negocio existe.
3. Haz un buen plan de negocio.
Si no eres capaz de plasmar tu idea en un buen plan escrito, es que tienes demasiadas dudas. El plan de negocio, además de ser necesario para buscar cualquier fuente de financiación, te va a permitir contrastar tu idea, identificar la forma de actuar de la competencia y la rivalidad existente en el sector. Te hará profundizar en tu estrategia comercial y de marketing así como en los recursos necesarios tanto humanos como materiales y plasmar todo ello en números que te harán ver la viabilidad del proyecto y sus necesidades.
Creo que no damos la importancia necesaria a este punto y luego tenemos que ir reaccionando sobre la marcha. Os lo digo por experiencia porque me pasó con mi primer proyecto.
4. ¿Necesito socios?
Tal vez como las aventuras acompañados dan menos miedo tendemos a incorporar socios al proyecto cuando puede ser un grave error si no contestamos algunas preguntas básicas:
¿Qué aporta cada socio?
¿Tenemos claro el objetivo común?
¿Somos compatibles? ¿Podemos crear roles complementarios?
¿Existe un compromiso compartido?
Una contestación sincera y objetiva a estas preguntas puede ahorrarte muchos disgustos. Un número importante de empresas mueren por problemas entre los socios del proyecto.
5. ¿Qué estoy dispuesto a arriesgar? ¿Qué ocurre si sale mal?
Cualquier negocio requiere dinero, bien aportaciones de los socios o una combinación de capital y financiación externa. Aunque todos pensamos que nuestro negocio va a ser un éxito, la realidad es que a veces tardamos más de lo pensado en equilibrar las cuentas o incluso no lo conseguimos. En ambas situaciones tendremos que cubrir las necesidades financieras de la empresa y en muchos casos con nuestro propio patrimonio. ¿Estás dispuesto a perderlo todo si el proyecto no funciona?
Pienso que el sentido común debe llevarnos a valorar el riesgo de forma que no nos veamos “en la calle” y sin empresa. Para ello es importante fijar la cantidad de recursos que vamos a invertir de acuerdo a nuestras posibilidades y tener claro en qué momento debemos parar si el proyecto no sale adelante
Insisto en que emprender es algo único, una experiencia que todos deberíamos vivir. Sin embargo hay que ser pragmáticos y ser conscientes de lo que significa antes de tomar la decisión. Creo que es imprescindible para reducir el número de empresas que cierran y que detrás suelen mostrar muchas ilusiones rotas con consecuencias a veces dramáticas.